Ciudad de México
“Mis días de adicción al trabajo terminaron. Solía hacerlo 18 horas diarias, pero a mi edad, a los 72 años, prefiero apegarme a la vida normal”.
Palabras del británico Alan Parsons, mítico ingeniero de sonido detrás de The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, y Abbey Road y Let it Be, de The Beatles, que abren espacio para imaginarle en una vida tranquila, sin ajetreo ni presiones, satisfecho con su legado en la industria musical.
Gracioso sólo pensarlo, porque en 10 preguntas formuladas al británico enumeró proyectos, discos, planes de gira, grabaciones, cursos en línea de ingeniería de audio que él mismo imparte, como la versión en español que lanzó para México de Los Fundamentos de la Grabación y la Producción Musical, disponible en el portal www.artandscienceofsound.com/assr-online-espanol.
¿Alan, estás seguro de ya no vivir para trabajar?
“En la pandemia también mezclé trabajos de Al Stewart. Ahora estoy terminando dos shows para Alan Parsons Live Project, que espero puedan conocer dentro de seis meses y trabajo la mayoría de mi tiempo en la enseñanza en línea.
“Se trata de encontrar un reto y divertirse al mismo tiempo. Hemos trabajado con uno o dos jóvenes ingenieros para saber si el estilo impartido llama la atención a la nueva generación y afortunadamente hay buena respuesta. Así que, bueno, sí, inactivo no estoy”, compartió de forma bastante curiosa.
A su virtual vida tranquila debemos agregar una grabación que realizó con la Orquesta Sinfónica de Medellín, una experiencia de lo más satisfactoria últimamente. La subrayó perfectamente, aparentemente su trabajo en Colombia lo marcó desde su primera vez hace casi una década y encontró la oportunidad de repetir hace un par de años.
Recordó la buena relación sostenida con Aleks Syntek y el argentino Alejandro Lerner, además de una masterclass impartida en 2016 con ayuda de la banda Tren a Marte en el Tec de Monterrey.
“Es satisfactoria la enseñanza y compartir conocimiento con colegas ingenieros y productores, porque así es como yo aprendí a trabajar en Abbey Road. Pienso que ninguno de nosotros debemos quedarnos con lo aprendido y tenemos que pasar la estafeta y las técnicas a los que vienen”, compartió.
Alan Parsons sostiene la importancia de The Beatles para la música, no lo niega. Tampoco sabe si alguna otra banda se les acercará en el fenómeno e impacto que hasta ahora tienen en toda la música. Recuerda con júbilo los trabajos posteriores que hizo con Sir Paul McCartney, estuvo detrás de McCartney, y Wild Life, de su etapa con los Wings.
David Gilmour, de Pink Floyd, tocó en su disco A Valid Path; y Nick Mason, baterista del mismo grupo, asistió a unas sesiones de su curso hace poco. A Roger Waters ni lo menciona, sí a Steven
Wilson, con quien hizo la obra maestra de The Raven That Refused to Sing.
¿Por qué no hubo ese interés en seguir juntos por más tiempo, cuando fuiste artífice de tremendas obras maestras?, se le cuestionó.
“Pasa que la belleza de la industria de la grabación es que te permite no atorarte con la misma gente día tras día. Se vuelve más divertido y creativo cuando te diversificas. Por ejemplo, yo siempre estoy abierto a colaborar con talento que forma parte del pop moderno y con los de mi estilo, por decirlo de alguna manera, los vintage.
“Con Steven aprendí mucho, nunca he oído si aprendió algo de mí pero hay admiración mutua. Y con Paul MacCartney, vaya, no nos hemos visto en 15 años, pero confieso que nos mantenemos en contacto vía correo electrónico”, finalizó.