Ciudad de México
La sangrienta crisis que estalló hace casi un mes en Colombia sumó más víctimas el fin de semana sin que el presidente Iván Duque, acorralado por las protestas que inflamaron los abusos policiales, logre contener la ira popular en plena pandemia.
Entre viernes y domingo las autoridades informaron sobre las muertes de un joven de 21 años y un policía de 22, ambos por heridas de bala en Cali, y de una recién nacida que era trasladada en una ambulancia y no pudo recibir atención médica por un bloqueo en la vía que une al puerto de Buenaventura con esa ciudad del suroeste del país.
Los manifestantes «no solamente obstruyeron el paso del bebé (…), sino que además impidieron el regreso de los profesionales» a su puesto en Buenaventura, dijo María Cristina Lesmes, secretaria regional de Salud.
También se multiplicaron los heridos en las protestas que, además de Cali, se concentraron en Bogotá y Medellín. Entre los heridos hay un policía en estado crítico por las quemaduras que le produjo una bomba incendiaria durante una manifestación en el suroeste de la capital colombiana.
La Fiscalía y la Defensoría del Pueblo cuentan al menos 42 muertos desde el 28 de abril, cuando multitudes de volcaron a las calles en rechazo a un alza de impuestos que planeaba aplicar el presidente colombiano para enfrentar el deterioro económico que desencadenó el virus.
Quince de los casos están relacionados directamente con las protestas y once más están en proceso de verificación, según los organismos.
Sin embargo, la ONG Temblores habla de hasta 43 homicidios que involucran presuntamente a agentes de la fuerza pública, duramente cuestionada dentro y fuera del país por la represión. También van poco más de 2 mil heridos entre civiles y uniformados.
El malestar social, que obligó a Duque a desistir de su propuesta impositiva, se agravó con la respuesta de las fuerzas policiales a un movimiento de protesta tan masivo como inusual en un país que por seis décadas estuvo anestesiado por el conflicto armado con las FARC.
El proceso de paz de 2016, que desarmó a la que fuera la más poderosa guerrilla de América, también abrió paso a nuevos reclamos que se agudizaron con la pandemia que deja más de 84 mil muertos desde marzo de 2020.
Sin un liderazgo definido, los manifestantes reclaman un Estado más solidario, una sociedad menos desigual y más oportunidades para los jóvenes, protagonistas de esta crisis que también privó al país la Copa América de fútbol que planeaba recibir junto a Argentina en menos de un mes.