Por Jorge Ceballos

Antes de la victoria electoral que logró Morena en 2018, una de las acusaciones más recurrentes por parte de quienes militaban y estaban al frente de ese instituto político era la que tenía que ver con el uso de recursos públicos en épocas electorales, además, de la intromisión de algunas autoridades para beneficiar a unos y perjudicar a otros. Bajo esa lucha contra los abusos del poder la ciudadanía se esperanzó en que con el actual régimen las cosas serían distintas y nunca más el dinero del pueblo serviría para engrandecer un proyecto político: craso error.

En este aciago 2024, año de un proceso electoral histórico desde diversas aristas, en Chiapas además de la gubernatura, habrá renovación de los ayuntamientos, regidurías y diputaciones locales. Ante la batalla electoral que se avecina muchos han la mirada en obtener las candidaturas de Morena a las presidencias municipales para vivir como virreyes en una entidad como la nuestra en el que la corrupción en los municipios es el pan nuestro de cada día.

Ante la fortaleza electoral que ha logrado en poco tiempo Morena, la mirada y ambiciones de políticos tradicionales y conservadores se han dirigido al partido oficial, por las amplias posibilidades de triunfo que representan sus siglas.

Precisamente a ese grupo de políticos ambiciosos y descarados pertenece Aquiles Espinosa García y el actual alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, quienes en el afán de que el primero se convierta en candidato de Morena a la presidencia municipal desde el mes de noviembre arrancaron una ofensiva campaña publicitaria para posicionar la maltrecha imagen del priista enfundado en la piel del morenismo.

Durante casi cinco años al frente del ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez engañó a los habitantes de la capital con esa careta de funcionario honesto, respetuoso de la ley y pulcro administrador de los dineros públicos, sin embargo, esa careta se cayó cuando desde las entrañas del gobierno municipal comenzaron a salir apoyos para hacer de Aquiles Espinosa el candidato que le dé continuidad a esta administración. El alcalde y su alfil llegaron al punto de que el primero placeo al extitular de la Secretaría de Movilidad y Transporte a eventos públicos en los que lo presentaba como una opción.

Bajo esas violaciones a las leyes electorales, desde el mes de noviembre en unidades del transporte público comenzaron a verse microperforado con la cara de pocos amigos del exfuncionario, ese que en plena pandemia casi arremete a golpes contra una socia del desaparecido Conejobus.

De igual forma los amanuenses y aplaudidores afines a Carlos Morales Vázquez enquistados en los medios de comunicación recibieron la orden de posicionar a Aquiles Espinosa para poder seguir gozando de las canonjías económicas.

Lo que no esperaban ni Carlos Morales Vázquez ni mucho menos el desvencijado Aquiles Espinosa, es que el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IECP) investigara de oficio sin que mediara denuncia alguna por la promoción personalizada y ordenara el retiro de toda la publicidad, debido a que esto constituye muy claramente actos de promoción personalizada violando el artículo 134, párrafo 8º de la Constitución Política de los Estados Unidos.

Bajo esa flagrante violación a la Constitución y a las leyes electorales, se demuestra que uno de los que han utilizado a Morena para cumplir sus ambiciones de poder es Carlos Morales Vázquez, quien a todas luces pretende imponer un Maximato en Tuxtla Gutiérrez en la persona de un priista de viejo cuño, acostumbrado a torcer la ley y a las prácticas más oscuras de la política.

Otro delfín

Pero Carlos Morales no se está conformando con impulsar a Aquiles, porque en caso de que Morena no le otorgue la candidatura, enfocaría sus baterías en apoyar a Carlos Molano Robles a través del PVEM, solo basta recordar que éste último fue de quien recibió el poder en 2018 y nada dijo de su paso por la alcaldía, pues, solo basta recordar que enfocó sus baterías contra Fernando Castellanos Cal y Mayor y no contra quien cerró aquella desastrosa administración… Hasta la próxima.