Ciudad de México

Fue un sábado 25 de marzo de 2006. La que fuese niña prodigio del cine español llevaba cinco años luchando contra el cáncer, pero nadie esperaba que Rocío Dúrcal se fuese para siempre aquella tarde de primavera. Su máxima, en los encuentros con los reporteros gráficos que la asaltaban a la puerta de su casa o en el aeropuerto, era la de la positividad. “Esto le puede pasar a cualquiera”, aseguraba ella cuando salía el tema de la enfermedad.

Este domingo, la llamada ‘ranchera española’ hubiese cumplido 76 años. Su recuerdo perdura, ya que disfrutó de 40 años de trayectoria intachable a los dos lados del Atlántico. Especialmente en México, donde sigue siendo una estrella venerada y cuyo legado sigue recordando su hija Shaila, que se ha abierto camino en este país y en Estados Unidos, con notable éxito.

«Esos momentos que nunca volverán pero que guardaré en lo más profundo de mi corazón… Te echo de menos mamá. ¡Feliz cumpleaños! Love you forever», ha escrito Shaila en su cuenta de Instagram junto a un precioso vídeo en el que aparece cantando junto a su madre.

También Carmen Morales ha tenido unas palabras de cariño, homenaje y recuerdo para su madre en esta fecha tan señalada: «¡¡¡Muchas felicidades mami!!! Buscando entre recuerdos… me encuentro por ejemplo con esta foto de un verano en Marbella… de uno de los tantos momentos que quisiera que se volvieran a repetir… pero bueno… solo puedo recordarlos con tanta nostalgia…¡¡Te quiero mami!!», ha escrito junto a una imagen en la que ella y su madre aparecen bañándose en una piscina».

Fue en octubre de 2001 cuando le diagnosticaron un cáncer en la matriz. Cuando ya parecía totalmente recuperada, los médicos le encontraron manchas en el pulmón que hicieron que, tres años después de aquel diagnóstico, la sometiesen a sesiones de quimioterapia que ella llevó con deportividad. Era fácil verla con el pelo corto yendo de aquí para allá, sin interrumpir su actividad profesional ni perder la sonrisa.

La actriz y cantante, casada con Junior y madre de Antonio, Carmen y Shaila, que adoptó su apellido artístico, Dúrcal, siempre llevó una “existencia pacífica. Era hábil a la hora de conciliar las cosas, la familia y el artisteo. Era capaz de mantener ese carácter apacible pese a que no tuvo una vida precisamente fácil”, aseguraba a Vanitatis un compañero de profesión que compartió alguna gira con ella. “No he conocido a artista con mejor ánimo y he tocado con muchas. Es difícil tener éxito y mantener la ilusión y la humildad que ella mantuvo. La echamos mucho de menos”, decía el guitarrista.

María de los Ángeles de las Heras Ortiz, que es como se llamaba realmente, se dio a conocer en la Televisión Española de la década de los 60 y allí fue donde la vio su descubridor, un Luis Sanz que no dudó en catapultarla como una nueva y crecidita Marisol.

Le cambió el nombre por el de Rocío y ella misma eligió el nombre del pueblo granadino de Dúrcal como apellido. 14 películas (algunas de ellas, como ‘Rocío de la Mancha’, muy populares) la convirtieron en una niña prodigio. Durante el rodaje de ‘Más bonita que ninguna’ conocería a Antonio Morales, Junior, con el que estaría hasta el final de sus días. Cuando nació su hija Carmen, la primera hija de ambos, rechazó algunos contratos para verla crecer. “Su familia era como un brazo suyo o una pierna”, asegura su compañero. Después de aquella niña, llegarían Antonio, en 1974, y la que es considerada su heredera musical: su hija Shaila.

Rocío Dúrcal se convirtió, sobre todo en los 70 y los 80, en el paradigma de una prensa rosa que hoy está en peligro de extinción: sus posados junto a Junior o sus hijos eran blancos, sus entrevistas amables y cualquier noticia sobre ella siempre estaba guiada por el respeto hacia su figura.

La única vez en la que se vio envuelta en una polémica fue a causa de su participación en la huelga de actores de febrero de 1975 cuando, durante los últimos coletazos del franquismo, los actores denunciaron la violación de una ordenanza laboral que les afectaba.

La Dúrcal llegó a ser detenida y encarcelada por protestar por sus derechos y muchos medios de Latinoamérica aseguraron que este hecho le granjeó antipatías por parte del Estado español durante años.

“Fue Lola Flores la que se presentó allí, en la puerta de la Dirección General de Seguridad, para sacarla de prisión.  Ella dijo que hasta que no sacasen también a sus compañeros actores no se iba de allí, pero la engañaron diciéndole que solamente salía a declarar. De todas formas fue muy valiente”.

En una década menos convulsa, la de los 80, enamoró a México con su voz de ‘mezzosoprano’ al orientar completamente su carrera hacia la música y las rancheras, algo inédito en una española como ella. “Yo nunca toqué con Rocío allí pero me consta que los mexicanos la consideraban como suya. Otros compañeros hablan maravillas del cariño que recibía en aquellas ciudades y dicen que no había vez que entrase en el camerino que no estuviese lleno de flores”.

Flores, y muchas, también hubo el día de su entierro, cuando España y México coincidieron en homenajearla y ‘compartirla’ como a una de sus artistas más grandes. En el país azteca todos los informativos abrieron con la noticia de su muerte en 2006. Trece años después de aquel fatídico día y con 60 millones de copias de sus discos vendidas en todo el mundo, esta estrella “atípicamente amable” goza no solo de la admiración de varios países, sino de algo mucho más difícil de conseguir: el cariño incondicional.