Héctor Narváez
Manuel Velasco, ha hecho de todo para meterse a la sucesión por el 2024, pero nada le ha funcionado.
Ni el chantaje ni la manipulación. Ni que se pelee con Morena, menos que amenazara con romper la alianza. Las cosas no se le han dado.
Fuera de la jugada. Lo dicho: ya no es lo mismo como en 2012, cuando fue candidato, y en 2018, cuando era gobernador.
Un rotundo NO
Quedamos que el año pasado, convocó a “sus huestes” de Chiapas a una reunión en la Ciudad, para empezar a moverse, que no tuvo ninguna respuesta.
Por eso, ahora entendemos, que en recientes fechas “los verdes” recorrieron el estado, para alborotar la gallera y decir que tienen fuerza y que van a ir juntos con el partido guinda, siempre y cuando les den las candidaturas que quieren o de lo contrario, se sumarán a otros o caminarán solos, a lo que tampoco recibieron contestación de parte de la cúpula nacional ni estatal.
Y mientras esto sucedía, en la capital del país se daba la negociación por el Estado de México, en donde a Velasco le dijeron que el PVEM iba en coalición con Delfina, más no le preguntaron si quería o no.
El asunto, es que el Senador pluri quiso aprovechar la situación y negociar la participación de su partido en la Ciudad de México y hasta pedir la candidatura para la gubernatura de Chiapas de 2024.
Lo que menos esperaba era la respuesta: que eso se acordará en los próximos meses, cuando pasen las elecciones de este 2023. En resumen, le dieron un rotundo NO.
Derrota política
El rechazo que recibe el ex Gobernador de Chiapas, es normal. Después de todo lo que hizo en su pésima administración y el manejo con el proceso electoral de 2018 desde este estado.
Cuando tenía en el poder, en las elecciones intermedias de 2015, hizo todo para que Morena no obtuviera alcaldías importantes como en Tapachula con Oscar Gurria, quien habría ganado en las urnas en aquel entonces, pero que le hicieron fraude para que quedara el entonces candidato del PRI que iba en alianza con el Verde.
A “su delfín”, Fernando Castellanos Cal y Mayor, lo impuso en ese mismo año como edil en Tuxtla Gutiérrez, la capital, incluso con el robo y relleno de casillas a pleno luz del día de la jornada electoral, quien después lo metió como candidato de su partido a gobernador y con ello dividió la alianza con el tricolor.
Y después que, se supone, ayudó a que ganara Morena en 2018 en Chiapas, quería tener injerencia en la nueva administración, lo cual no se lo permitieron. Como berrinche, empezó a golpear a este gobierno estatal y hasta la fecha, sigue moviendo a “sus huestes” para crear un ambiente de ingobernabilidad, a pesar de que se diga que es aliado de “la 4T”.
Ahora, se sabe que Velasco ha dicho que, como las condiciones no le favorecen, mejor buscará negociar un cargo diplomático fuera del país o bien una Secretaría Federal en el próximo sexenio. Prácticamente, está aceptando su derrota política.
Fuera de la jugada. Como lo he escrito: si ya no es lo mismo como cuando era gobernador. Así que no le queda de otra que acomodarse a los tiempos.
Moraleja: Le dieron una cucharada… ¡De su propio chocolate!
Al margen: ¡Lo que se esperaba!
Se vienen las avalanchas de recursos legales contra la reforma electoral que aprobó Morena en la Cámara de Diputados Federales.
Y con eso, se tambalea el “plan B” del Presidente López Obrador. Lo que se esperaba. ¡Van derechito a otro fracaso!
Por último: ¡Sin sentido!
Cada día que pasa, la presencia de los elementos de la Guardia Nacional en el metro de la Ciudad de México es ridícula.
Por el contrario, los capitalinos ya lo miran como una forma de intimidar a los usuarios de este transporte. Sin sentido. ¡En lugar de atender el problema!