Magdalena Barreto

Está muy claro que cada relación es única, que la forma de querer de cada persona es distinta, y que nadie tiene derecho a inmiscuirse en los sentimientos de un tercero. Por ello, no tengo ningún interés en meterme donde no me llaman, pero cuando tu balanza sentimental anda «desequilibrada» quizás deberíamos hacer ciertas reflexiones, que nos ayuden a encontrar alguna respuesta a las tantas preguntas que nos quitan el sueño.

Una relación de pareja nunca debe ser dañina para ninguna de las partes, eso de que el amor es sinónimo de sufrimiento, es mentira. El amor debe enriquecernos, y nunca hacernos sentir desdichados, por carecer de cosas tan básicas como una palabra de aliento cuando nos vence el desánimo; un abrazo que nos transmita la seguridad que nos falta; un piropo que nos levante la autoestima; un guiño a modo de «no pasa nada» o una sonrisa cuando la nuestra se esfumó por cualquier motivo.

La persona con la que decidimos compartir nuestra vida, debe complementarnos y nunca jamás hacernos sombra. Una relación de pareja no es una competición individual, a ver quién sale victorioso, es una carrera a la par, en la que tanto los éxitos como los fracasos, son cosa de dos. En una relación de pareja, no se deben hacer comparaciones con personas que pasaron antes por nuestra vida. Cada persona es única e irrepetible, y las comparaciones no sólo son odiosas, sino que no tienen cabida. Si tan especial e importante era «la otra» como para compararte constantemente con ella, deberías preguntarte qué carajo hace contigo. ¿Te quiere realmente o simplemente pretende llenar un vacío?

En una relación de pareja lo más importante no es compartir lo bueno y lo positivo de la vida, sino aprender a superar juntos los sinsabores, los problemas y las dificultades.

Sentir que por muy duro que sea el momento, nuestro dolor es más ligero porque hay alguien que soporta como suyo, nuestro propio peso.

La primera persona que vemos cada mañana al despertar, debe ser el confidente de nuestros sueños, y la llave de nuestro diario. Debe ser esa persona que con sólo mirarnos se de cuenta de lo que otras no son capaces de percibir.

La persona que realmente nos quiere, acepta cada uno de nuestros defectos sin pretender cambiarnos, nos hace sentir la mujer más atractiva del mundo, aún cuando nosotras mismas odiemos nuestra imagen en el espejo. Esa persona entenderá nuestros miedos y nos llevará orgulloso de la mano aún sin saber cuál es el destino.

En una relación de pareja lo que menos importa es cómo vamos a llegar a fin de mes, lo único que cuenta es que lleguemos juntos, con más o menos sacrificios.

Está claro que no todo será bueno y bonito, porque el amor forma parte de la vida, y la vida está llena de momentos complicados. Lo que no es de recibo, es que sea precisamente el amor que compartes con alguien, lo que haga más complicada tu vida.

El amor de pareja debe ser un «quid por quo» «algo por algo» o «algo a cambio de algo». Yo al menos, no lo entiendo de otra manera. No me vale eso de que «el amor es darlo todo sin esperar nada a cambio».El amor tiene que ser correspondido, de lo contrario sería como afirmar que un monólogo se convierte en un diálogo sólo porque haya alguien escuchando. Si lees este post, lo único que te pido es que pienses muy bien lo que quieres en tu vida y sobre todo, si es a él a quien quieres en tu vida. Piensa detenidamente si la persona con la que compartes tu día a día, te aporta lo que te mereces, ni más ni menos. Bajo ningún concepto te conformes con migajas.

Eres una persona, autosuficiente, preparada, alegre y divertida. No permitas que nadie te robe la sonrisa. Ya una vez dejaste muchas cosas en el camino por un amor mal entendido, por un amor que te empequeñeció a pesar de lo grande que eres. Para concluir, una frase que me gustó mucho y que ya un día te recomendé:

«Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo» (Robin Williams)

 

Nota: Este post es una reedición. El original fue publicado en este blog en febrero de 2013. He cambiado algunas palabras y frases que he modificado o añadido.