Por Héctor Estrada
En medio de muestras de afinidad más cercanas al legado político del ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, Manuel Velasco Coello se convirtió el pasado 8 de diciembre en el mayor ausente de la toma de protesta de Eduardo Ramírez Aguilar; no sólo por su ausencia física dentro del recinto, sino también, por su práctica inexistencia en el discurso de ese domingo.
Al acto solemne acudieron ex gobernadores como Jorge de la Vega, Willy Ochoa y Eduardo Robledo, además de una mención especial para Roberto Albores Gleason quien, a decir del propio Eduardo Ramírez, disculpó su ausencia por problemas de salud. Mientras los agradecimientos y aplausos más intensos se los terminó llevando el aliancista Pablo Salazar.
De Juan Sabines Guerrero nada se dijo. Sin embargo, la posible presencia que desataba más especulaciones era justo de la Manuel Velasco Coello por la historia política, bastante conocida, que el ex gobernador verde compartió con el nuevo mandatario chiapaneco hace sólo poco más de seis años.
Por eso su ausencia cobró notoriedad. Y es que, para nadie es un secreto que la relación entre Ramírez Aguilar y Velasco Coello durante los últimos años no ha sido nada sencilla. Los amagues de Manuel para intentar controlar las aspiraciones políticas del comiteco terminaron por quebrar un vínculo cercano que, simplemente, no sobrevivió el sexenio recién concluido.
Si bien, Velasco compartió una serie de publicaciones en sus redes sociales para mostrar un encuentro días antes con Eduardo y felicitarlo el día de su posesión (subiendo además una foto con Sheinbaum ese mismo domingo), lo cierto es que la ausencia física y simbólica de Manuel en la sesión solemne del 8 de diciembre ofreció muchos más significados y lecturas que eso.
Es verdad. Todo parece indicar que hoy, luego de desencuentros que tampoco se han de olvidar fácilmente, existe una relación de cordialidad. Sin embargo, se equivocan quienes aseguraron desde medios nacionales que, después de la toma de protesta, el “verde de Manuel Velasco” había regresado a la gubernatura de Chapas. Nada más lejano a eso.
La administración estatal que el pasado fin de semana dio inicio se encargó de construir una estructura propia que, incluso, tuvo que enfrentarse al mismo equipo de Velasco para llegar a la gubernatura, con afinidades que hoy parecen estar más inclinadas a la ideológica política de Pablo Salazar Mendiguchía, que a la de otros ex mandatarios.
Pablo fue una figura vinculada a Eduardo Ramírez desde sus inicios dentro de la política estatal, pero también fue alguien cercano durante los últimos años de preparación por la gubernatura. El mismo Eduardo se encargó de confirmarlo en la etapa de agradecimientos, asegurando no haberse equivocado al formar parte del proyecto político “pablista”.
Por eso no vaya a extrañar que, si bien no habrá conflicto abierto con Velasco, los más cercanos al ex gobernador verde, incluso el propio Manuel, mantengan distancia de Chiapas durante este nuevo sexenio. Sobre todo, quienes desde sus distintas posiciones intentaron complicar el paso de Ramírez Aguilar durante la larga y complicada construcción de su anhelada candidatura por la entidad chiapaneca… así las cosas.