Por Jorge Ceballos

En Chiapas los partidos políticos de corte local han representado una carga presupuestal y política para los gobiernos con los que les ha tocado converger. Antes de la elección de 2018 Mover a Chiapas y Chiapas Unido eran el arma política de los testaferros de Manuel Velasco Coello. Sus entonces dirigentes Enoc Hernández Cruz y Miguel Ángel Córdova Ochoa usaron las siglas partidistas para ser parte del convite presupuestal en que se convirtió nuestra entidad.

La situación política de esos partidos locales dio un giro luego de la elección de 2018. De entrada, el control de esas siglas partidistas fueron retiradas a sus entonces líderes y en 2021 tuvieron que enfrentar una elección atípica para su corta historia. A partir de la elección intermedia del actual sexenio remaron contracorriente: sus espacios se los tuvieron que ganar a fuerza de votos.

En la pasada elección del 2 de junio la suerte de esos partidos políticos fue dictada y decidida desde los escritorios de quienes se sienten eruditos electorales y adalides de la democracia. Quienes en su afán por oxigenar a un nuevo satélite político ordenaban y trasladaban a candidatos hacia las filas de RSP.

No es que la democracia chiapaneca pierda gran cosa con la desaparición o posible pérdida del registro tanto de Chiapas Unido como de Mover a Chiapas, simplemente que, el fortalecimiento de RSP da muestras que desde antes del 2 de junio se comenzó a construir un Frankenstein con residuos de otras fuerzas electorales.

Cuando señalamos que se construyó un Frankenstein electoral en la figura de RSP no exageramos. Vea si no: desde esos despachos en los que atienden los “eruditos” electorales se tiraba línea en torno a en que municipios se tenía que fraguar la victoria de ese partido político de corte estatal.

Si vamos más a fondo del análisis nos podemos dar cuenta que RSP surgió como un partido con los reductos de personajes provenientes de otras fuerzas. Tan solo hay que señalar que en menos de cuatro años no da el tiempo como para aceitar una maquinaria que surgió de la nada.

En unos meses RSP se convertirá en partido satélite de moda. Aquel en el que van a meter manos y decisiones quienes lleguen a gobernar. En pocas palabras lo que quizá veremos es lo que ya en su momento se vivió en Chiapas: un partido en el que los amigos del gobernante en turno tendrán una agencia de colocaciones para sus intereses políticos y electorales.

Existen amanuenses que quieren vender la idea de un gran trabajo político por parte de sus dirigentes y fundadores para lograr que RSP obtuviera el triunfo en 15 alcaldías, sin embargo, lo único que se observa a tres semanas de la jornada electoral es que allí se alinearon las decisiones para jugar una vez más con la endeble democracia chiapaneca.

Mencionar a las cabezas visibles de RSP es innecesario porque al igual que ese partido la existencia de liderazgos partidistas lo que existe es un encargado de cumplir con los designios emanados al interior de un grupo político.

Voces por la paz

Para nadie es un secreto que Chiapas atraviesa una crisis de inseguridad en varias zonas. Lugares que se han vuelto intransitables y en algunos casos un reto para cualquier persona común para habitar.

A raíz de ello el fin de semana surgió una agrupación denominada “Movimiento por la Paz”, en ella participan académicos, políticos, sociedad civil y excandidatos a las alcaldías. Una de las cabezas visibles de este grupo es Willy Ochoa.

De acuerdo a versiones que circulan de personajes ligados a esta agrupación, uno de los principales objetivos será el de promover un estado de igualdad y tranquilidad, pero, además, convertirse en interlocutores con los tres niveles de gobierno para que a Chiapas regresen los días de paz y tranquilidad que tanta falta hacen… Hasta la próxima.