Por Jorge Ceballos

Si de algo se está padeciendo en Chiapas es de civilidad política. Quienes aspiran a encabezar la candidatura de Morena a la gubernatura simplemente se encuentran inmersos en una verdadera olla de presión, sus equipos cercanos tratan de dinamitar el camino de sus contrincantes y para ello recurren a la creación de escenarios confusos para la población.

En todos los bandos se sienten los reyes en materia electoral, es más, creen que la ciudadanía olvidará cualquier oprobio realizado a lo largo de sus historias políticas. Basta escuchar hablar a cualquier “sesudo politólogo” para darse cuenta de que lo que menos les importa es crear un escenario de propuestas con las que se quiera ganar los adeptos ciudadanos.

Para mala fortuna del pueblo chiapaneco, estas prácticas se están viviendo únicamente en Morena, esto, debido a que es precisamente el partido gobernante el objeto de ambición de una clase política vetusta, arcaica y hasta depredadora.

Se puede afirmar que en los partidos opositores la situación es más tersa, esto debido a que para los chiapanecos el PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, anexas y conexas simplemente no existen o los ven como parte de una escoria que no hay que voltear a ver. Todavía en el PVEM existen más de dos grupos que se pelean la candidatura gubernamental ante el imaginario que los ciudadanos les mantienen la confianza y les devolvería el poder gubernamental en la jornada del primer domingo de junio de 2024.

Para el análisis

Durante meses, si no es que, durante los casi cinco años de la presente administración estatal, las pasiones se han desbordado entre los diferentes aspirantes a convertirse en sucesores de Rutilio Escandón Cadenas. Poco o, mejor dicho, nada han respetado aquellos que se sienten con los arrestos de obtener la candidatura de Morena.

Es más no había tomado posesión del cargo el actual gobernador de Chiapas cuando al interior de los grupos políticos en contienda en la actualidad ya había comenzado el juego sucesorio.

Esta semana, para ser precisos el martes 13 de junio, se conoció que Eduardo Ramírez Aguilar electo como coordinador de los senadores de Morena y, además, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República. El nombramiento de entrada tendría que verse como una gran responsabilidad, para acompañar hasta el fin del sexenio a la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Pero, fiel a sus ambiciones, Ramírez Aguilar dio a conocer el miércoles 14 que, únicamente estaría en dicha posición de importancia unos meses y que presentaría su licencia al cargo cuando Morena lance la convocatoria para elegir candidato a gobernador. La lectura que tiene que dársele es que, Eduardo Ramírez es un político poco comprometido, porque no habían pasado ni 24 horas y ya anunciaba una futura licencia.

De poco sirvió el mensaje que el lunes 12 diera el presidente López Obrador de que quienes llegaran en lugar de las corcholatas tenían que asumir la responsabilidad de acompañarlo hasta el fin.

Bueno, pero ni bien se digería la noticia del ascenso de Eduardo Ramírez, cuando desde el cuarto de guerra de la también senadora Sasil de León comenzó a correr la campaña de que con dicho nombramiento y un hipotético ascenso de Zoé Robledo Aburto, todo estaba definido para que la exsecretaria de la Mujer en el gobierno de Manuel Velasco sea la próxima abanderada a la gubernatura.

A la mañana siguiente, los operadores de Sasil de León volvieron a la carga de sus elucubraciones, esto al soltar una supuesta distribución de como sería la nominación del candidato a la gubernatura de Chiapas, de acuerdo con ese mamotreto, Chiapas estaría en el grupo uno junto a Ciudad de México y Veracruz, y ahí se elegiría a un hombre y dos mujeres.

De inmediato se generó la confusión entre analistas y gente de los medios que le dieron la credibilidad a ese “mafufo” acuerdo, pero todo esto no fue más que una patraña, porque de entrada este tipo de situaciones se tienen que analizar al interior de Consejo Nacional el cual sesionó el domingo 11 de junio únicamente para marcar las reglas del juego sucesorio presidencial y nada que ver con los estados.

De igual forma, quien se vio inmerso en esta ola de campañas de confusión fue el director del IMSS, Zoé Robledo Aburto a quien le inventaron que durante la reunión que tuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador con el gabinete legal y ampliado, le habría dicho que se quedaría a terminar la encomienda presidencial, esto debido a que al salir de Palacio Nacional no quiso responder a preguntas de reporteros que cubren la fuente.

A esa andanada de inventos, igualmente Zoé Robledo salió al paso a través de un vídeo anclado en redes sociales en el que señaló que ahora más que nunca, su futuro está en Chiapas y que se lo hizo saber al mandatario federal que renunciará en su momento para buscar la candidatura de Morena al gobierno estatal.

Bien, pues, bajo esas guerras intestinas y lanzamiento de excremento de todos los bandos, transcurre el tiempo y se acorta el plazo para que Morena Chiapas fije las reglas a seguir en torno a la sucesión local, mientras, los chiapanecos y quienes vivimos en la entidad debemos de soportar toda esta clase de campañas, además, de las violaciones a la normatividad electoral que están a la vista de todos, sin que nadie pueda hacer algo por detener el despilfarro… Hasta la próxima