Ciudad de México

Vivimos tiempos mordaces, el mínimo error puede costarte la vida personal y profesional.

“Todos somos seres humanos en constante aprendizaje, capaces de hacer cosas horribles y grandiosas en la vida, y no puede marcarnos para la eternidad un sólo error cometido, así que el show elegantemente aborda la cultura de la cancelación.

“Es un acto que cuesta vidas al exiliarlas o condenarlas por un tropiezo cometido, porque nadie es perfecto”, dijo Reese Witherspoon durante la conferencia de prensa global para presentar el estreno de la segunda temporada de The Morning Show, disponible desde hoy en la plataforma Apple TV+.

Volvemos a los turbios terrenos del estudio donde se emite el matutino más importante de la cadena UBA y Estados Unidos, cimbrado por el destape de una red de encubrimiento sobre Mitch Kessler (Steve Carell) y su caso de abuso sexual en contra de Hannah Schoenfeld (Gugu Mbatha-Raw), quien se suicidó ante el escándalo.

La titular Alex Levy (Jennifer Aniston) se exilió unos meses y Bradley Jackson (Witherspoon) tomó las riendas del show junto a Eric Nomani (Hasan MinHaj), mientras Mitch se exilió en Italia. Ambas presentadoras tratarán de corregir los errores del pasado y sanar sus culpas conforme las secuelas del #MeToo siguen saliendo en forma de cancelación, racismo, homofobia, hasta con la lucha contra el coronavirus y noticias falsas.

“Creo que el ejercicio del periodismo lo he realizado los últimos cinco años con la popularización de las redes sociales, la desinformación, la politización, es difícil encontrar la verdad, por ejemplo, mis hijos la buscan en sitios distintos a los míos, me parece que la vida llevó a descentralizar la información”, comentó Witherspoon.

“Y hay un claroscuro interesante en esta brecha generacional, los chicos siempre piensan que estás equivocada. Prender la tele y ver las noticias solía ser un sitio seguro, ahora si las das todos van tras de ti para contrarrestar tu opinión o la información. Cometes una falta. Hay una sed de sangre bastante fuerte”, criticó Aniston.

A lo largo del programa, Levy se muestra en constante asedio por sus acciones. Una noche, sin humor alguno, algún fan se le acercó a pedirle una selfie y ella la negó gritando como si la hubieran agredido. Escondió por años el abuso de Mitch, su amigo, y trató de boicotear el ascenso de Bradley.

The Morning show explora el feminismo desde un punto de vista neutral: existió bastante sororidad al exponer y respaldar a Hannah, pero al mismo tiempo ambas presentadoras buscan imponer sus propias ideas, no importando el costo o el daño a la otra.

“Hay mucha belleza, gozo y creatividad, pero hay un costo a pagar. No puedes hacer tan libremente las cosas que solías hacer en el pasado, pero conforme la marcha lo resuelves y le das la vuelta. Te revaloriza, fuera, para la gente, se vuelve un deporte el definir tu ánimo de la semana o ver qué saca de contexto de tus palabras.

“Ya no es sólo ir al set para grabar un show y entretener, ahora tenemos que tener la habilidad de mantener todos nuestros sentidos despiertos, creo. Es satisfactorio saber que, durante esta pandemia, no hicimos un show de ciencia ficción, un western espacial o algo por el estilo, sino que nos apegamos a la vida real para cuestionarnos como seres humanos, aprender nosotros mismos y al espectador”, añadió Aniston, de 52 años.

¿Cuál fue el tema más difícil de abordar? Se les cuestionó.

Y las dos coincidieron que digerir la verdad del mundo que todos compartimos como raza humana fue el verdadero despertar.

“Procesas el sistema racista de la industria, la homofobia, el sexismo, discriminación por edad, aprendes que vivimos en una cultura de constantes ajuste de cuentas y a veces lo normalizas, pero en realidad es un problema”, opinó Witherspoon.