Ciudad de México
En un importante reporte encargado tras el asesinato de George Floyd en Estados Unidos, la jefa de derechos humanos de Naciones Unidas instó a los países de todo el mundo a hacer más por poner fin a la discriminación, la violencia y el racismo sistémico contra personas afrodescendientes, y “reparar el daño”, lo que incluiría compensaciones.
El reporte de Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, ofrece una amplia mirada al origen de siglos de malos tratos sufridos por africanos y afrodescendientes, especialmente derivados del comercio transatlántico de esclavos.
El documento busca una estrategia “transformadora” para abordar un impacto que ha continuado hasta hoy.
El reporte, elaborado durante un año, aspira a reforzar la tendencia hacia un mayor escrutinio en todo el mundo de la lacra del racismo y su impacto sobre personas de ascendencia africana, como muestran las publicitadas muertes de personas negras desarmadas en Estados Unidos y otros lugares.
“Hoy hay una gran oportunidad de alcanzar un punto de inflexión para la igualdad racial y la justicia”, afirmó Bachelet.
El texto pretende acelerar las acciones de los países para poner fin a la injusticia racial: acabar con la impunidad de las violaciones de derechos por parte de la policía, asegurar que se oye la voz de las personas de ascendencia africana y los que hablan contra el racismo, y afrontar malas acciones del pasado con procesos que diriman responsabilidades y propongan compensaciones.
“Pido a todos los estados que dejen de negar -y empiecen a desmantelar- el racismo, que pongan fin a la impunidad y construyan confianza, que escuchen a las voces de la gente de ascendencia africana, y que afronten el legado del pasado y ofrezcan compensaciones”, dijo Bachelet en un comunicado en video.
La comisionada hizo sus declaraciones más explícitas hasta la fecha sobre la cuestión de las reparaciones y sugirió que las compensaciones económicas no bastan por sí solas y deberían formar parte de una serie de medidas para ayudar a rectificar o compensar las injusticias.
“Las reparaciones no deben equipararse sólo a compensación financiera”, escribió en el reporte.
Añadió que deben incluir restitución, rehabilitación, admisión de injusticias, disculpas, reconocimiento, reformas educativas y “garantías” de que esas injusticias no volverán a producirse.
El Consejo de Derechos Humanos, respaldado por Naciones Unidas, encargó el informe el año pasado durante una sesión especial tras el asesinato de Floyd, un afroestadunidense que fue asesinado por un policía blanco en Minneapolis, Minnesota, en mayo de 2020.
El agente, Derek Chauvin, fue condenado la semana pasada a 22 años y medio de cárcel.
Las protestas por el crimen estallaron después de que se difundiera un angustioso video grabado por una transeúnte en el que se veía a Floyd repitiendo “¡No puedo respirar!” mientras los testigos gritaban a Chauvin que dejara de presionar su rodilla sobre el cuello de Floyd.
Las protestas contra el asesinato de Floyd y el veredicto contra Chauvin marcan “un momento trascendental en la lucha contra el racismo”, según el reporte.
Situación ‘insostenible’
El informe se basó en conversaciones con más de 340 personas, la mayoría de ascendencia africana, y expertos. Más de 100 personas trabajaron en su redacción, incluidos miembros de gobiernos, así como en la revisión de material público, según la oficina de derechos.
El documento analizó 190 muertes, la mayoría en Estados Unidos, para mostrar cómo las fuerzas de seguridad rara vez rinden cuentas por sus violaciones de derechos humanos y sus crímenes contra personas de ascendencia africana, e identificó patrones similares de maltrato policial en muchos países.
El objetivo del reporte es transformar esas oportunidades en una respuesta más sistemática de los gobiernos para combatir el racismo, y no sólo en Estados Unidos, aunque las injusticias y el legado de la esclavitud, el racismo y la violencia que afrontan los afroestadunidenses era claramente un tema importante del documento.
También recogía casos, preocupaciones y la situación en unos 60 países, como Bélgica, Brasil, Gran Bretaña, Canadá, Colombia y Francia, entre otros.
“No pudimos encontrar un sólo ejemplo de país que haya reconocido por completo el pasado o documentado en profundidad el impacto en la vida de personas de ascendencia africana en la actualidad”, dijo en una conferencia de prensa Mona Rishmawi, que lidera un equipo de lucha contra la discriminación en la oficina de derechos humanos de la ONU.
“Nuestro mensaje, por lo tanto, es que esta situación es insostenible”.
La compensación debe considerarse a “nivel colectivo e individual”, añadió, un proceso que “comienza con el reconocimiento” de agravios pasados y no tiene “talla única”. Cada país, dijo, debe considerar a su pasado y sus prácticas para determinar cómo proceder.
El reporte pidió a los países que “reparen el daño por siglos de violencia y discriminación”, por ejemplo, a través de “reconocimientos formales y disculpas, comisiones de la verdad y diversas formas de reparación”.
También denunció la “deshumanización de personas de ascendencia africana”, que fue “originada en falsas construcciones sociales sobre la raza” para justificar la esclavitud, los estereotipos raciales y las prácticas dañinas, así como la tolerancia de la discriminación racial, la desigualdad y la violencia.
El documento señalaba a la desigualdad que sufren las personas de ascendencia africana y a la “gran marginalización política y socioeconómica” que padecen en muchos países, incluido un acceso injusto a la educación, atención médica, empleos, vivienda y agua limpia.