Ciudad de México
Las gradas del Estadio Azteca se llenaron de júbilo, llegó el momento que estaban esperando los aficionados de Cruz Azul, debido que después de 23 años el equipo cementero por fin levantó su noveno trofeo de campeón de liga y rompió con una larga lista de fracasos, tras imponerse en la final del Guardianes 2021 a la escuadra de Santos Laguna por marcador global de 2-1 haciendo explotar de felicidad al público congregado en el Coloso de Santa Úrsula.
Los integrantes de La Máquina sabián que no podían perder en está ocasión, estaba prohibido hacerlo, era una cuestión de orgullo, de amor propio y por supuesto, estaba el tema deportivo de intentar coronar la histórica temporada que tuvieron y no fallaron, tenían una cita con la historia, a la cual llegaron para proclamarse campeones.
No obstante, los de Torreón dieron pelea, no cedieron tan fácilmente y vendieron cara la derrota, ya que los dirigidos por Guillermo Almada sabían que necesitaban ir por una anotación para meterse de lleno en la disputa por la final y lo lograron con una genialidad de Fernando Gorriarán, que al minuto 36, impactó el balón con una gran técnica individual, desde fuera del área para mandarlo al ángulo derecho de la portería de José de Jesús Corona y empatar a un gol el marcador global.
Juan Reynoso hizo modificaciones para el segundo tiempo, el estratega peruano era consciente que necesitaba variantes en la mitad del campo y en el ataque, por lo que sacó de la cancha a Orbelín Pineda y a Roberto Alvarado, ingresando en su lugar Yoshimar Yotún y Santiago Giménez.
Y después del susto generado por Santos en los 45 minutos iniciales, vino la jugada que cambió el rumbo y le dio el título a Cruz Azul, la cual inició en los botines de Yotún, que aprovechó de gran manera un contraataque y con una excelente visión de campo le cedió el esférico al ‘Cabecita’ Rodríguez, que definió ante Carlos Acevedo para que el Azteca se convirtiera en una locura, pues los aficionados celebraron, ya que sabían que estaban muy cerca de conquistar el campeonato.
Los fantasmas que tanto se mencionaron que rondaban al conjunto celeste previo a la disputa de la final, no aparecieron, se disiparon en la recta final del encuentro, se percibía una vibra muy distinta a otras finales, había nervios entre el público asistente al Coloso de Santa Úrsula, pero eran por festejar el ansiado título que estaban esperando.
La alegría total y el desahogo de las poco más de dos décadas que se tenían sin festejar una liga, aparecieron con el silbatazo final del árbitro Fernando Hernández, quien terminó el encuentro después de una trifulca entre jugadores de Cruz Azul y Santos, resultado de la euforia que estaba por vivirse.