Ciudad de México

Las medidas implementadas en el Alto Golfo de California para combatir el tráfico ilegal de Totoaba siguen siendo insuficientes, ya que personal de la Secretaría de Marina (Semar), Conapesca y Profepa, no realizan ninguna puesta a disposición ni decomisan redes ilegales, con el fin de no caer en confrontaciones con pescadores furtivos.

Lo que buscan las autoridades es evitar que estalle la violencia como ocurrió apenas el 31 de diciembre de 2020, cuando una turba incendió todo a su paso, luego de que un barco de la organización Sea Shepherd colisionó con una embarcación menor (panga), que se encontraba dentro de la zona de «cero tolerancia» de la vaquita marina, lo que dejó como saldo una persona muerta y una con serias lesiones.

De acuerdo con testigos, cuando las autoridades realizan recorridos en el mar y detectan un arte de pesca prohibida, inmediatamente son rodeadas por pangas, sin rótulos ni matrícula, que las amedrentan a gritos y en ocasiones lanzándoles plomos y todo tipo de objetos como proyectiles.

Por ejemplo, el miércoles 14 de abril, elementos de la Guardia Nacional, que intentaron inspeccionar una embarcación que desembarcó en la rampa no autorizada en el malecón de San Felipe, Baja California, tuvieron que desistir y retirarse, luego de que decenas de personas en actitud agresiva se les arremolinaron para evitar que realizaran su labor.

Cementerios de Totoaba

En plena temporada de reproducción del pez conocido como la «cocaína del mar», los cementerios de Totoaba aparecen a lo largo de la costa, como ocurre en una playa ubicada justo detrás del cerro El Machorro, donde hay más de 30 cadáveres ya sin vejiga natatoria o «buche», que es la parte del ejemplar que tiene un alto valor en el mercado negro de China.

Días antes del inicio de las vacaciones de Semana Santa, elementos de la Guardia Nacional y Profepa ya habían realizado un recorrido para retirar restos de totoabas en descomposición en la playa, con el fin de evitar un problema de salud pública y que los visitantes se llevaran una mala impresión. En esa ocasión, se recogieron alrededor de 30 cadáveres de la arena.

Una práctica común entre los pescadores ilegales es capturar a los ejemplares de Totoaba en el mar, quitarles el buche, y arrojar los restos al agua, por lo que días después los cadáveres aparecen en la orilla, arrastrados por la corriente.

Varamientos

En el último mes, elementos de la Semar y Profepa, con apoyo de integrantes del Museo de la Ballena, han atendido el varamiento de un rorcual, dos ballenas grises y una ballena jorobada.

En al menos tres de los cuatro casos, los mamíferos marinos murieron enmallados en redes de pesca de las conocidas como «totoaberas», lo que confirma que el hábitat de la vaquita marina se encuentra bajo el asedio de pescadores furtivos, que realizan sus actividades ilícitas a plena luz del día.

Las fotografías obtenidas por Excélsior confirman que estos ejemplares murieron ahogados al quedar atrapados en las artes de pesca ilegales que abundan en el Alto Golfo de California.